Cuando a un equipo le metan un gol en los primeros tres minutos de juego es porque no ha salido todo lo concentrado que ha de hacerlo. Si le sucede en dos ocasiones es porque no está en lo que debiera. Dejado atrás el partido de ida de las semifinales coperas, los de Koeman han de seguir remando en Liga, pero la distracción en la marca sobre Luis García, primero y Valdo, después, supusieron un pesado lastre para encauzar el choque. La lesión de Iván De la Peña y el criterio y dominio mostrado en la última fase de los 45 minutos por parte blanquinegra, auguraba una segunda mitad vibrante. Pero no lo fue.Cuando a un equipo le metan un gol en los primeros tres minutos de juego es porque no ha salido todo lo concentrado que ha de hacerlo. Si le sucede en dos ocasiones es porque no está en lo que debiera. Dejado atrás el partido de ida de las semifinales coperas, los de Koeman han de seguir remando en Liga, pero la distracción en la marca sobre Luis García, primero y Valdo, después, supusieron un pesado lastre para encauzar el choque. La lesión de Iván De la Peña y el criterio y dominio mostrado en la última fase de los 45 minutos por parte blanquinegra, auguraba una segunda mitad vibrante. Pero no lo fue.
Los hombres de Koeman se plantaron en el césped del Luís Companys con la mente en Babia -comarca de las montañas de León-, justo cuando los cinco sentidos de los de Mestalla tenían que estar enfocados hacia la 'montaña mágica' -Montjuïc-. Y es que, el capítulo de la Copa pasó ya a un segundo plano, justo después de que Xavi hiciera el empate con la inestimable colaboración de la mano derecha de Samuel. Koeman y sus pupilos no fueron capaces de realitivizar en uno y otro caso. En este, tocaba la Liga, un frente más que abierto en el que no se pueden permitir ni un solo despiste. Y para colmo, tuvieron dos. Los de Mestalla tropezaron dos veces con la misma piedra. El desajuste inicial allanó el camino a un Espanyol. El descarado Luis García se encargó de que nadie echara de menos a Tamudo por un día. La 'ayuda' de Helguera y Moretti en la primera acción atacante perica sirivió para que los chicos de Valverde administraran a su antojo el resto de los 87 minutos.A pesar del mazazo, el Valencia trató de hacer lo que sabe, no sin padecer lo suyo para hacerse con la medular.La libertad de 'lo pelat', la movilidad del asturiano local y el desgaste de Jonathan sirvieron para aguar la noche a los blanquinegros.En torno a la media hora de juego, el '9' perico pidió el cambio, lo que coincidió con la mejoría visitante. Mata y Banega entraron en juego y Villa apareció. El Valencia buscaba a Kameni, con la salvedad de no aprovechar debidamente sus llegadas. Nadie quería lanzar. Faltaba una pizca de iniciativa y un mucho de puntería. La eficacia mostrada en el Camp Nou no dio los resultados esperados en el Olímpico.Pero llegó el descanso cuando mejor estaban los valencianos.
Y al reanudarse el envite, más de los mismo. Otro fiasco. Un ataque sin finalizar ocasionó un contragolpe rapidísimo del Espanyol. Valdo pisó el área visitante y Silva, que andaba por allí, tuvo que derribarlo antes de que cayera el segundo. Y cayó. De nuevo el ariete asturiano firmó el segundo por mediación de una pena máxima bien ejecutada.
Con esta renta favorable, los periquitos camparon con la tranquilidad del marcador. Ronald Koeman puso a Baraja en el terreno, pero el vallisoletano poco pudo hacer. Entonces el partido entró en una dinámica desfavorable para el Valencia. La contundencia en las entradas y la dureza en las acciones acabó con Maduro en la caseta antes de tiempo.Vicente, posteriormente y Zigic, a falta de un cuarto de hora, relegaron a Mata y Silva. Pero ni con esas. El Espanyol continuó fiel a su fútbol. De rápido repliegue y salidas eléctricas, con un Zabaleta espectacular, que abandonó el campo con la parroquia blanquiazul puesta en pie y rendida a su entrega y calidad.Antes del final estuvo más cercano el tercero que el hecho de recortar distancias, pero el marcador ya no se inmutaría.Los de la capital del Turia se detienen en su avance, quedándose a cuatro puntos de la UEFA -que pudieronm ser más si el Sevilla hubiera vencido en Riazor-, a nueve de las plazas de la Liga de campeones y solo a seis puntos de la zona candente que conduce al descenso.

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