Miró a la grada y se quitó la cinta del pelo mientras caía al suelo. Abatido. Limpiándose las primeras lágrimas con un claro gestio de rabia. Así vio Can Barça la reacción de su ídolo. El astro argentino esprintó en una combinación con Zambrotta a los 33 minutos de partido, en la carrera notó un tirón y automáticamente se frenó en seco. La eliminatoria de Champions pasaba a
segundo plano en ese momento, y es que el motor y la magia del conjunto de Rijkaard se despedía para los próximos partidos con la trascendetal vuelta copera de Mestalla de por medio y en medio de la lucha por la Liga.La ´Pulga´ rompió a llorar como un niño mientras sus compañeros le animaban en el momento del cambio. El argentino sabía que la cosa iba en serio, y es que se ha roto en el mismo sitio que la última vez. Ayer se desconocía el tamaño de la rotura, aunque a falta de las pruebas definitivas la recuperación no bajaría de las cuatro semanas y se acercaría al mes y medio, según indicó ´Catalunya Ràdio´. Sólo restan 15 días para el partido y, en el mejor de los casos, sería una locura forzar su vuelta.Tras su recuperación, Leo Messi ha sido el artífice de la mejoría experimentada por el Barça en el último mes y su ausencia supone una pérdida importante de recursos en lo que a las opciones ofensivas se refiere. El propio Rijkaard ha intentado mimar a un jugador castigado en el campo y que no descansa nunca. Arrastraba una sobrecarga y el técnico lo dejó en el banquillo en el Calderón pese a las críticas que le llovieron. No andaba mal encaminado el holandés...
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